Columna de opinión de Aníbal Fernández de Soto

Difícilmente los sectores económicos llamados a reactivar la economía podrán ser sostenibles en el tiempo si no se ven a sí mismos como actores que entienden su entorno.

En nuestro país, a diario tenemos casos más dolorosos que los que en el mundo están motivando movilizaciones contra el racismo. “Black Lives Matter” es una consigna que el pueblo negro colombiano ha estado gritando por demasiado tiempo.

Lo que esos territorios requieren para superar los factores de inestabilidad es una importante inversión pública y privada en bienes públicos, proyectos productivos, capacidades para generar ingresos, empoderamiento ciudadano y fortalecimiento organizativo.

Es hora de que los dirigentes políticos, el Gobierno, las instituciones del Estado, los gremios, los distintos sectores sociales, los medios, en fin, todos nos anticipemos a una “explosión” que nos puede sorprender a los colombianos en cualquier momento.

En mi experiencia he podido constatar lo mucho que tenemos que aprender de los pueblos indígenas. Por ejemplo su relación con la naturaleza y el importante rol que cumplen en la protección de la biodiversidad y la conservación ambiental.

Si Colombia aspira a ejercer un rol de trascendencia en la comunidad internacional, y tiene la oportunidad de apoyarse para ello en sus Fuerzas Armadas, sus inaceptables comportamientos deben erradicarse por completo para mantener la legitimidad de las instituciones.

Podría pensarse en adaptar el mecanismo para desarrollar modelos de pago por servicios ambientales e involucrar de manera sostenible a las comunidades rurales en programas de lucha contra la deforestación u otras iniciativas.